El lunes 28, a las 12,30 h se reunía la Mesa de la Asamblea de Madrid para decidir si admitía a trámite la proposición de LEY DE REGULACIÓN TRANSITORIA DE TIPOLOGÍAS DE VIVIENDAS CON PROTECCIÓN PÚBLICA PARA ARRENDAMIENTO CON OPCIÓN DE COMPRA (presentada por Podemos y Psoe) y cómo lo hacía.
Había dos posibilidades: Lectura Única o el procedimiento de Urgencia establecido en el artículo 132 del Reglamento.
De poco ha servido la campaña de los vecinos y vecinas afectados, apoyando la Lectura Única. Tampoco las cartas de apoyo firmadas por ambos alcaldes y por todos los portavoces de los grupos municipales en representación de los 42 concejales que entre ambos municipios son. La iniciativa de la carta de apoyo nació en Colmenar Viejo y su alcalde enseguida se ofreció para encabezarla. De fuentes generalmente bien informadas, nos llega la idea de que la posición del edil colmenareño fue determinante para que el resto de los grupos apoyasen sin fisuras y, presumiblemente, “animó” a sus homólogos tricantinos a firmar su propia carta.
Si se hubiese admitido la Lectura Única, tal y como propugnaban todos los grupos salvo en Partido Popular, significaba que la proposición entraba al Pleno, sin trámites adicionales y sin posibles modificaciones. Con el hastag #unaLeySinCambios los vecinos hacían campaña en Twitter.
El PP quiere modificar la propuesta. ¿En qué sentido? No lo sabemos, pero mucho se temen los afectados que no sea para favorecerles más. Ciudadanos, por su parte, adquirió un compromiso en las asambleas vecinales celebradas antes de la presentación de la Ley en el Registro. Esta proposición no era la suya, pero aceptaban la decisión de los inquilinos y se comprometían a no obstaculizar en la Mesa y apoyar -o abstenerse- en el Pleno.
El problema será si ahora Ciudadanos aceptase los cambios que proponga el PP como “mal menor”, especialmente si intuyen (o les consta) que las modificaciones puedan aparejar algún compromiso con Fidere, para evitar demandas judiciales.
Es difícil que los afectados se conformen ahora con los cambios que se propongan. Máxime cuando han tenido tan cerca la posibilidad de hacer realidad gran parte de las promesas que les hicieron 11 años atrás. Así que las decisiones que tomen los grupos parlamentarios deben medirlas con calma, para que no se vuelvan en su contra.